Escéptico contemporáneo, una noche taciturna de su vida, luna en cuarto menguante, asoma por el cristal de el parabrisas. Dodge neón en el volante, vislumbra desde el la parpadeante media luna, descreyendo las ideas sobre la lejanía del astro, decide emprender el camino hacia su encuentro. Pasan kilómetros excepcionales, entre el aire y el encuentro se vislumbra una complicidad execrable, la carretera limpia de vidas entroncadas, la noche regalando la música de sus esferas, y el universo dentro y fuera de todo observa en sus diferentes tiempos las diferentes escenas cognoscibles, las vidas inermes de los abnegados, sigue el camino hacia su luna, cada vez confiando en la mayor proximidad existente. Comienza a desmitificar la creencia, la virtualidad de caminos inextricables, tal vez la luna de queso, o una ventana inexplorable. El acelerador con más peso, el cigarrillo consumido desechado en carretera, ímpetu volátil le desborda, el viento hacia el favor de la luna, asoma el secreto que de entre ellas se confiere, expandiéndose el halo del queso mordido, quizá por un ratón gigantesco. La escepticia más resplandeciente pugna al conductor ilusionarse, al infinito la noche maneja, y el amanecer dándole otra oportunidad de continuar, su propio camino insondable...
lunes, 21 de julio de 2008
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